lunes, 11 de enero de 2016

Reapertura salas VI-VII en el Museo de Artes y Costumbres Populares de SEVILLA


 

Las salas VI y VII situadas en la planta baja del museo, se encontraban cerradas temporalmente al público desde hace algunos años, han sido reabiertas al público recientemente. Dichas salas contienen la fiel reconstrucción de la vivienda de la familia Díaz Velázquez, sita en el barrio del Porvenir, en la calle Brasil con Río de la Plata.

 
 
Este legado llegó al Museo en 1989 a la muerte de la última de las hermanas Díaz Velázquez quien, al morir sin descendencia decidieron donar todas sus pertenencias familiares a un Museo sevillano. El legado está compuesto por varias colecciones, destacando en mayor volumen la colección de encajes y bordados; pero también destaca una importante colección de abanicos, piezas de orfebrería (platería sobre todo), pintura, escultura, cerámica y mobiliario. Estas piezas nos permiten reconstruir con la mayor fidelidad posible el ambiente doméstico y laboral de la familia Díaz Velázquez.


Al entrar en las salas vemos como se han dividido los espacios como si de la vivienda real se tratase. Por un lado, las dependencias laborales, que se correspondería con la planta baja de la casa; y por otro, las dependencias privadas de la familia, que se situarían en la planta superior de la vivienda. La concepción de la casa y su moblaje corresponde a los estereotipos de la alta burguesía andaluza de finales del siglo XIX. Los estilos del mobiliario evidencian cierta preferencia por los modelos ingleses, pero también están representadas las líneas españolas del Renacimiento y la influencia francesa en el mueble español del estilo Imperio.

La planta baja, dedicada íntegramente para el uso del negocio familiar, destacan tres estancias (las cuales han sido agrupadas en diferentes vitrinas, respetando la distribución original), de suma importancia en el desarrollo del negocio. En primer lugar: el planchador  (vitrina 1), era el lugar donde se planchaban las piezas de bordado antes de almacenarlas en cajas que posteriormente eran guardadas en los armarios para su posterior venta. Elementos indispensables de esta estancia son: la mesa de la plancha, una mesa auxiliar, el valdés para agua y almidón, una mesa de costura y el marguero; en segundo lugar, el almacén (vitrina 2), como su nombre nos indica se correspondía con el lugar donde se almacenaban en muebles o armarios de gran tamaño las piezas para su posterior venta. Estos armarios eran diseñados por las propias hermanas atendiendo a las necesidades demandadas por el negocio. Como los tallboys o cajoneras del fondo, que se destinaban para guardar la mayor parte de los dibujos y diseños de bordados y algunas prendas ya bordadas y listas para la venta. Se trataba de una estancia restringida al público y estaba comunicada internamente con el planchador y la sala de ventas; en tercer lugar, la sala de ventas (vitrina 3), esta sala era donde se recibian a los clientes y era donde el mobiliario destinado a guardar las piezas destinadas a la venta (mantelerías, juegos de sábanas, toallas, encajes, mantillas y  otros tejidos…). Para ello, los muebles de esta estancia comparten funcionalidad con una estética muy cuidada.


 
Destacan los muebles de portalones, inspirados en las mesas de refrectorio españolas renacentistas y barrocas donde se aumenta el tamaño de los falsos cajones para el fácil almacenaje de las piezas. También destacan otros muebles como el taquillón, los gaveteros y las sillas. Todo este mobiliario fueron realizados bajo diseños personales de las hermanas Díaz Velázquez, que se inspiraron en modelos de mobiliario histórico español e inglés. Responden a muebles realizados de maderas de primera calidad como el nogal o el castaño,  y con una técnica de ejecución  muy perfeccionada que en su mayoría provenían de los talleres de ebanistería de Sevilla.

A continuación, pasaremos a las segunda sala que se correspondería con la plata alta de la vivienda de la calle Brasil, las dependencias privadas de la familia se encontraban separadas por completo de las dependencias laborales. Para su instalación museográfica, se ha respetado conforme a la distribución espacial original. Siguiendo el esquema que se representa en la sala VII:
 

Vitrina 1: recibidor; vitrina 2: pasillo; vitrina 3: dormitorio; vitrina 4: sala de estar; vitrina 5: comedor; vitrina 6: dormitorio; vitrina 7: dormitorio y vitrina 8: despacho. Éste último, en un primer lugar se encontraba en la planta baja junto a las dependencias laborales, ero se ha preferido incluirlo en la zona privada de la casa por su carácter reservado y restringido. El recibidor que inicia el recorrido de la sala, comunicaba la planta baja con la primera a través de una escalera. El conjunto de dormitorios se han reducido a tres correspondiéndose uno a cada hermana, y donde vemos reflejados sus gustos y la personalidad de cada una de ellas.

Siguiendo nuestra visita, nos paramos en la vitrina 4 que se corresponde con la Sala de estar de la vivienda, este era un espacio conjunto al comedor y donde vemos un mobiliario tradicional y funcional destinado al disfrute y ocio familiar.
Este espacio se conforma con los siguientes muebles: una consola estilo Luis Felipe; un cabinet¸una mesa tablero de ajedrez estilo reina Ana en caoba; un conjunto de butacas orejeras de origen francés de fines del siglo XVII. (el Museo Victoria and Albert de Londres conserva un ejemplar idéntico); un tresillo con tapicería de brocado mecánico; una mesa velador inspirada en el periodo Isabelino español; un escabel inspirado en modelos renacentistas de tijeras; el resto de muebles son fruto del gusto personal de las hermanas destacando una cama de estilo mallorquín del siglo XVIII,
con el cabecero de perfil mixtilíneo  en madera policromada y estofada con pan de oro, en el centro con una pintura de una Inmaculada;  y con patas en forma de garra. Esta cama fue adquirida por el Marqués de Vega Inclán en 1941. Otras piezas de interés, son dos cómodas, una estilo imperio y otra estilo reina Ana ; un armario; y dos bancos de madera maciza en caoba pertenecientes al Pabellón de Cuba de la Exposición Iberoamericana de 1929.

Además destacan otros objetos suntuarios de ajuar doméstico como piezas de porcelanas, cristalería de la Granja, lámparas de Checoslovaquia, relojes, alfombras y no menos, la grandísima colección de fotografías familiares.


 

 

 

 

 
Bibliografía:

ÁLVAREZ MORO, Mª de las Nieves; Catálogo de encajes y bordados. Legado Díaz Velázquez. Colección del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. 2008. Pp: 9-13.


Imágenes: Amparo Gallo Cuervo.

viernes, 17 de octubre de 2014

CASA LA FRANCESA: C/Brasil 19 Sevilla


 

 

Así se llamaba un negocio familiar fraguado en el barrio del porvenir en los albores de 1920. Cuando la familia Díaz Velázquez dedicada a la confección y bordado de ajuares de boda y canastillas procedente de Jerez, se trasladan a Sevilla para darle una mayor expansión al negocio y tras  establecerse en diferentes puntos del centro de Sevilla, deciden asentarse en una casa en las inmediaciones de la calle Brasil con Río de la Plata, era una casa de nueva planta, unifamiliar y en un barrio nuevo en la ciudad donde existía una Burguesía alta. La planta baja se destinó por completo al negocio (sala de ventas, taller, planchador, y almacén)  y en la planta alta y segunda era para la familia.

 

Casa La Francesa era un negocio totalmente familiar dirigido por  Isabel Velázquez Neupaver, la matriarca de la familia y su marido José María Díaz Fernández,  quien  se encargó de llevar las facturas, realizar los pedidos y tratar con los clientes del negocio. Años posteriores se fueron incorporando las hijas del matrimonio (María Pepa, Isabel y Rosario).  El matrimonio era un tándem perfecto sabían lo que querían y como llevarlo a cabo. Destaca la labor social desarrollada por Isabel con sus trabajadoras en caso de enfermedad, pagándoles el jornal diario,  dándole medio litro de leche e incluso, si empeoraban eran atendidas por las Hermanas de la Cruz.
las hermanas Rosario, Mari Pepa y Isabel Díaz Velázquez
 
 

Hacia 1929, el taller de encajes y bordados La Francesa empezó a despuntar e incluso se dieron a conocer más durante la Exposición Iberoamericana de 1929 mediante concursos y diversas exposiciones celebradas con motivo de la Exposición Iberoamericana. Sin embargo, durante la guerra civil, el negocio decayó debido a los pocos encargos y ventas, lo que produjo superávit de stock. Ya en la década de los 40, debido al fallecimiento de los progenitores, las hermanas se hacen cargo del negocio dándoles un nuevo y fresco enfoque, cambiaron el nombre (La Francesa por Díaz Velázquez),
e incluso se especializaron solo en ajuar doméstico, dejando de producir ropa interior y canastillas para recién nacidos. El negocio continuó hasta la década de los 70 donde la enfermedad y el cansancio se apoderaron de las hermanas Díaz Velázquez hasta el fallecimiento de Rosario y María Pepa, que es cuando Isabel decide donar todo el patrimonio acumulado por la familia Díaz Velázquez al Estado español, con el propósito de que este amplio patrimonio fuera expuesto en uno de los Museos Sevillanos. Siguiendo el sueño de Isabel, el legado de su familia fue integrado en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla en el año 1981. Donde no solo se expusieron las 2000 piezas de bordados y encajes atesorados por la familia y que constituye una de las más grandes y de mejor calidad colecciones de Europa, sino que también donó tanto el mobiliario como el ajuar doméstico (pinturas, vajillas, orfebrería, abanicos) de la familia Díaz Velázquez.
 
 
FUENTE: CATALOGO DE ENCAJES Y BORDADOS. LEGADO DÍAZ VELÁZQUEZ. Colección del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla ISBN: 978-84-8266-748-5. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. 2008
 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Santa Lucía de Siracusa




Nació y murió en Siracusa, ciudad de Italia, y gracias a sus múltiples virtudes entre las que se destaca la sencillez, la humildad y la honradez, el Papa San Gregorio en el siglo VI puso su nombre a dos conventos femeninos que él fundó.

  
Santa Lucía de Zurbarán 1625
Según la tradición, cuando la santa era muy niña hizo a Dios el voto de permanecer siempre pura y virgen, pero cuando llegó a la juventud quiso su madre (que era viuda), casarla con un joven pagano. Lucía finalmente obtuvo el permiso de no casarse, pero el joven pretendiente, rechazado, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que la santa era cristiana, religión que estaba totalmente prohibido en esos tiempos de persecución. Santa Lucía fue llamada a juicio; fue atormentada para obligarla a adorar a dioses paganos, pero ella se mantuvo firme en su fe, para luego ser decapitada.


Retablo de la Leyenda de Santa Lucía 1357-85. Maestro Estamariú, procedente de Santa Lucía de Arca vell, Alt Urgel, Lérida, Hoy se encuentra en el Museo del Prado.
 
A Santa Lucía se le ha representado frecuentemente con dos ojos, porque según una antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente su fe.

jueves, 5 de diciembre de 2013

TOTA PULCRA


Inmaculada Concepción. F.Pacheco 1621. Palacio Arzobispal de Sevilla
 
La representación de la Inmaculada a lo largo de la historia del arte ha traído dolores de cabeza tanto a artistas como creyentes. Ya que se trata de un tema doble, por un lado La coronación de la Virgen, y por otro la representación de la Virgen junto a sus dieciocho mariologías consteladas, esto se debe al conjunto de dos visiones. La Visión de Sor Beatriz de Silva (Fundadora de los franciscanos concepcionistas de Sevilla),  en 1511 donde se le aparece la Virgen vestida de blanco y celeste. En cambio, en la visión de Isabel de Villena (Abadesa del Convento de la Trinidad de Valencia), le aparece la Virgen María constelada por sus dieciocho mariologías y vestida con los colores azul y Jacinto.
En 1554 Fray Martín Alberro, funda estas dos visiones representándose a María  Tota Pulcra y rodeada por las dieciocho mariologías.
Algunos pintores españoles se mostraron receptivos a esta singular iconografía de la Virgen, así Zurbarán representará a María vestida con los colores azul y Jacinto; Francisco Pacheco representará la Inmaculada junto a sus mariologías introducidas dentro de medallones, éstas las representa asimilando elementos sevillanos (Torre del Oro, Catedral…). En su libro “Arte de la Pintura” nos da las directrices para representarla: “Hase de pintar, pues, a esta señora en la flor de su edad, de doce a trece años, hermosísima niña, lindos y graves ojos, nariz y boca perfectísima y rosadas mexillas, los bellísimos cabellos tendidos, de color de oro; en fin, cuanto fuere posible al humano pincel. Y hase de pintar con túnica blanca y manto azul, que así  apareció esta Señora a doña Beatriz de Silva, portuguesa, que se recogió después en Santo Domingo el Real de Toledo a fundar la religión de la Concepción de la Purísima, que confirmó el Papa Julio II, año de 1511; vestida de sol, un sol ovalado de ocre y blanco, que cerque toda la imagen, unido dulcemente con el cielo; coronada de estrellas; doce estrellas compartidas en un circulo claro entre resplandores, sirviendo de punto la sagrada frente; las estrellas sobre unas manchas claras formadas al seco de purísimo blanco, que salga sobre todos los rayos. Pintola también con una corona imperial adorne su cabeza que no cubra las estrellas; debaxo de los pies, la luna que, es un globo solido, (tomo licencia para hacerlo claro, transparente sobre los países; por lo alto mas clara y visible y la media luna con las puntas hacia abaxo.

     En la luna, he seguido la docta opinión de el P. Luis del Alcázar, ilustre hijo de Sevilla <<Suelen los pintores poner la luna a los pies desta mujer, hacia arriba; pero, es evidente entre los doctos mathematicos, que si el sol y la luna se  carean, ambas puntas de la luna han de verse hacia abaxo, de suerte, que la mujer no estaba sobre el cóncavo, sino sobre el convexo>>. Suélese poner en lo alto del cuadro a Dios Padre, o el Espíritu Santo, o ambos, y con Ángeles enteros que tienen algunos atributos. El Dragón, enemigo común, a quien la Virgen quebró la cabeza triunfando del pecado original”.  Añade F.  Pacheco  al final del texto “Pero en todo lo dicho tienen licencia los pintores de mejorarse”



 
En cambio su yerno Velázquez representa a la Inmaculada según la visión Isabel de Villena ataviada con los con los colore Jacinto y azul.  Curiosamente Velázquez. Quien retrata a su futura mujer (hija de Francisco Pacheco) en la obra como regalo de bodas.
 
Inmaculada Concepción de Velázquez 1618 National Gallery de Londres


 
 
 
 
 Pero es sin duda Murillo quien representará el tema de la Inmaculada de todas las formas posibles y con todas sus características, con los colores apropiados (azul purísima y blanco), rodeada por angelotes o putis y con los símbolos de las mariologías.

En algunas de sus pinturas, vemos como Murillo se desliga de la tradicional representación individual de la Virgen, solo rodeada de querubines, e introduce un grupo que se hace partícipe de la visión del suceso . Este tipo de composiciones las vemos en El Greco, e incluso en Alonso Cano donde veremos el uso de este tema en sus obras.

También llamaron a la Purísima como la nueva Eva: <<Una mujer que vendrá y que pisará una serpiente>> Al demonio se le representaba de dos formas o bien como un dragón o con forma de serpiente. Siendo ésta sinónimo del pecado y el vicio.  Normalmente se suele representar entrelazada en los pies de María.

martes, 3 de diciembre de 2013

Los Chapines



Este tipo de zapatos nacen en la Venecia del siglo XVI, con el fin de salvaguardar los ricos zapatos de las damas sobre estas plataformas que llegaban a alcanzar los 70 cm de altura. Se realizaban en madera o corcho y se tapizaban en piel o terciopelo, dependiendo del zapato que sostuvieran.
Los chapines se elaboraban uniendo varias láminas de corcho y tapizándolos a continuación con terciopelo (los más comunes). El diseño de la base estaba labrado en filigrana de plata brillante y tachonado con alfileres de cabeza grande.

Las damas venecianas estaban formadas por tres partes: la primera, de madera o corcho (Chapines); la segunda, el vestido; y la tercera, la mujer. Eran necesarios una pareja de sirvientes para ayudar a la dama a mantener el equilibrio, pero sin embargo ellas los llevaban con orgullo.



"Se decía en la Venecia de la época que fueron los maridos venecianos quienes inventaron los pesados chapines de madera con el fin de evitar que sus mujeres se descarriasen".


"Su señoría está más cerca del cielo que cuando la vi por última vez, por la altura del Chapín"


                                    Shaquespeare




La Iglesia, normalmente no era de permitir las modas extravagantes, pero sin embargo si permitieron el uso del chapín, ya que éste al limitar el movimiento a la mujer, evitaba así que sus feligresas cayeran en la tentación de realizar actividades pecaminosas como el baile.

La demanda de estos singulares complementos de moda aumentó en Francia e Inglaterra, donde eran llamados "taburetes andantes" se veían a las mujeres tambaleándose por sus calles debido a la incomodidad e inestabilidad. En la Inglaterra del siglo XVI, si una novia mentía acerca de su altura llevando estos singulares "zapatos", el marido tenía derecho a pedir la anulación del matrimonio.
En Italia, se llamaban Zoccolo y estos presentaban una variante, y es que se sostenían sobre unas columnas de unos 18 cm. de altura y que dejaban la bóveda del pié en el aire, de tal forma que caminar se hacía prácticamente imposible, teniendo en cuenta el suelo de las calles de la época.
En España se hicieron muy populares en el siglo XV llegando incluso a acabarse las existencias de corcho del país. Llegaron a convertirse en símbolo de prestigio social y poderío económico siendo un complemento de moda básico para toda mujer de la época.



También eran llamados "patas de vaca" y "hocicos de buey", los chapines fueron ridiculizados y clasificados entre todos los tipos de calzados. Los chapines fueron prohibidos después de que una gran cantidad de mujeres embarazadas sufrieran abortos debido a las caídas de éstos.
Sin embargo, la moda se extendió por toda Europa y continuó siendo populares su uso hasta el siglo XIX.


martes, 12 de noviembre de 2013

El otro Julio Romero de Torres


La consagración de la copla, 1912
 

Sin duda la obra de Julio Romero de Torres maestro pintura de” fin de siglo” y considerado como el maestro del simbolismo andaluz. Siendo sus obras reconocidas a primera  vista, debido a su identidad propia a la hora de plasmar su singular forma de ver el populismo y el folclore, lo que le hace indiferente a cualquier otro pintor contemporáneo de su época.

Por todos es conocidos obras magistrales como “La Buenaventura, La chiquita piconera,  Naranjas y limones, La nieta de a Trini , Amor místico y amor profano, El Poema de Córdoba, Marta y María, La saeta, Cante hondo, La consagración de la copla, Carmen, La bella Otero o El retablo del amor”. Donde vemos ese simbolismo plasmado con un gran detallismo de la calidad de las telas, las arrugas, el paisajismo tan característico de su indiscutible estilo propio, siendo obras de denuncia social, obras que atenta la moral de la época a partir de usar la figura femenina como elemento místico y ensoñador pero también de gran carga sensual. En su temática siempre va a primar La Mujer, ya sea pobre, rica, noble, gitana, palla a la que le da el primer plano en su pintura otorgándole una gran carga de sensualidad y elegancia a la vez.

Pero este es el Julio Romero de Torres conocidos por todos y alabado mundialmente y lo que pocos conocen de él es que realizo pintura de temática religiosa con motivo de su estancia en Porcuna (Jaén) en 1905, donde pintó un conjunto decorativo que se halla en las capillas de la Purísima y de San José de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Porcuna. Representan, en la primera de las capillas, a” la Santa Cena” y, en la segunda, “la Sagrada Familia” 
 
La importancia de las mismas radica en que "son posiblemente las únicas de motivos religiosos, de escenas cristiana realizadas por el maestro del simbolismo cordobés. Según Andrea Gómez, "entre los datos históricos más significativo es que la época en que se inscriben las obras realizadas en la iglesia de Porcuna se ha considerado como el periodo en el que el artista busca su peculiar forma de entender la creación. En este momento y hasta su muerte, en 1930, su fama va ya en continuo aumento, siendo unos de los pintores más queridos y valorados por Andalucía. Las citadas pinturas están situadas en las capillas laterales, realizadas en 1905, cuando empezaba a despuntar el genio del artista y su vinculación con la pintura vanguardista del momento ya se estaba consolidando. Las escenas escogidas para la decoración de los muros fueron, casi con toda probabilidad, propuestas por el maestro. En la capilla de San José representó La Última Cena, mientras que en los muros de la capilla de la Purísima plasmó La Sagrada Familia. El tema central, la Asunción de la Virgen, se desarrolló sobre los muros de la cúpula ocupando el espacio fundamental".

 
Estos murales pertenecen a la primera etapa pictórica del pintor  donde vemos una paleta de carácter luminista y con una estética aún con influencias del impresionismo, modernismo, los prerrafaelitas. A esta primera etapa de la producción del pintor también pertenece la obra “A la amiga” que hoy se puede ver en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, en la Exposición “Entre el mito y la tradición”, hasta el próximo 12 de enero.

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miércoles, 16 de octubre de 2013

JOSELITO Y BELMONTE: Una revolución complementaria 1914-1920


 



Así se titula la exposición que se inauguró ayer en el Espacio Santa Clara y que va a cabalgar entre dos orillas “entre Sevilla y Triana” y “entre Triana y Sevilla” ya que en el castillo de San Jorge  se van a mostrar una serie de imágenes procedentes de la Fototeca Municipal sobre estos dos colosos del toreo, como nos presenta  el comisario de la exposición Don Juan Carlos Gil González, donde nos ha querido presentar esa dualidad de estos Maestros con motivo del aniversario de ambas alternativas.

Según el comisario la exposición no solo quiere mostrar obras de arte, piezas de gran valor familiar, textos inéditos e imágenes desconocidas; sino que pretende ir más allá y busca hacer sentir, revolver el alma de cada visitante, hacerle protagonista de un viaje onírico al pasado de la ciudad de la mano de estos dos grandes colosos de la Fiesta de toros, cuyas aportaciones elevaron el toreo a la categoría de Arte.

 
 
 
 


La exposición se divide en dos salas claramente diferenciadas, en la sala principal  donde se encuentra el grueso de la muestra  con más de 132 piezas que nos ayudan a comprender la vida y la obra de estos dos maestros del toro; a través de imágenes fotográficas del archivo de Serrano, Sánchez Pando o Gelán que también supieron retratar con sus estenopeicas la edad de oro del toreo, junto a ellas nos va haciendo un recorrido por la historia de los dos toreros pero dándole a cada uno su lugar y su sitio.
 
Donde además podremos observar objetos personales de ambos toreros, sus capotes de paseo e incluso al final de la sala las hermandades del Cachorro, Macarena y Triana han cedido de sus tesoros un manto de camarín de la Virgen del Patrocinio, realizado a partir de un traje de Belmonte; una Saya, y manguitos de la Esperanza de Triana realizada a partir de un traje de luces de Belmonte y una saya, corpiño y manguitos  de La Macarena, realizada a partir de un traje de Joselito El Gallo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En la segunda sala es la dedicada a La Muerte de estos dos toreros, donde se exponen las dos piezas estrellas de la muestra: El Chalequillo del traje de luces que Joselito El Gallo llevaba puesto la fatídica  tarde de Talavera de la Reina y la pistola “luger” con la que se suicidó Juan Belmonte.

 


Esta fantástica exposición estará hasta el próximo 16 de noviembre en el Espacio Santa Clara en la c/ Becas y el Castillo de San Jorge en la plaza del Altozano en Triana en horario de Martes a sábado de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas, y los Domingos de 10 a 14 horas.

Informar que los miércoles en el Castillo de San Jorge se realizaran actividades con motivo de la muestra con conferencias sobre temas relacionados con la historia, literatura, flamenco y tauromaquia.